jueves, 26 de noviembre de 2009

sábado, 22 de agosto de 2009

Mes de Agosto



Canto a la Pachamama
A la memoria de mi hijo Rodrigo Díaz
aquí en la Tierra y allá en el Cielo.


Que la Tierra sea grande
Que la Tierra se agrande
Que estallen los racimos
Que se encienda el tabaco
Que de la caña emane la mística ambrosía
y sea como nácar la sal, cristales transparentes
de la diadema de la Pachamama.

Señora de la siembra, de la siega, dueña absoluta del maíz, de la aloja,
el trigo, la cebada
Tu infinito reinado
donde brilla perenne tu excelso trono.
De interminables territorios soberana.
Que para ti florezca la albahaca,
El lino te perfume
Que te vistan los lirios…

Eternamente grávida, doncella impenetrada
Y te siga fecundando el sol
Preñada por el viento, madreselva.
Sea la luna guardiana de tu alcoba
Donde están las montañas,el valle,las llanuras,
tus soldados, veraz escolta
somos tus hijos, tus soldados

Tus vasallos confiados
Plenamente agraciados
Blancos, morenos
Hombre, mujer, niño
Joven, anciano.
Vivos y muertos…
Tiembla y retumba tu furor sagrado
cuando el cráter estalla y él no se desploma
Tumba y retumba Pachamama
Mamá, maná…

Llena eres de magia, de profundo misterio
Plena eres de gracia
Madre del grano de mostaza
Del vino de la bodas
Del pan multiplicado


Te bendigo por hembra prodigiosa
Señora de las cabras y de los ruiseñores
Que no nos falte el hambre
la gratitud saciada
que nada te profane
que no se burle nadie
ni ofenda tu virtud constante.
Que nadie te traicione,
ni nuestra propia sangre.
Ni viole tu fecunda pureza genesiaca.

Y renazcas por siempre
Para que no olvidemos
Que nos viste nacer
Alimento de leche y miel
Paciente nodriza de ricos y de pobres.
Siempre de parto enaltecido, madre dolor
Constantemente alerta, jardín cerrado
Mater, mater dulchissima...




Que algún día al irnos
Por el sendero de tu huerto
Tu seno nos cobije Pachamama,
alimentemos raíces de lapachos
La flor del ceibo
El azul de los tarcos
Mamá , maná, pan florecido
Vino de sangre

Cuídanos siempre, no permitas que los sabios
O el odio te destruyan.
Te dejamos la huella de los pasos
Solo eso.
Perdón por tanta indiferencia
y desamor, Madre admirable
tennos piedad
y seas bendita,
bendita para siempre.
Madre… Mama mamá
Bendita seas y habites en la cumbre
En nuestra mesa
Pacha, cuna de roble
Telar y terciopelo
Pesebres de corzuelas y vicuñas,
Niña del águila en la frente.
Mama novia del valle en que nacimos
por el cual vivimos.
Cántanos en los erkes, los sikus, las guitarras
La brisa toda
Una canción de cuna
Arrullo de oro y tul
Y aromes con tus venas
Mama grande,
Mama Gracia…
Delante de nosotros, todo lo prodigioso


Cántanos siempre…
Silenciosamente gracias mama Pacha
Religiosamente gracias Pachamama.

Graciela Gonta

lunes, 25 de mayo de 2009

Graciela Gonta



Graciela Gonta reside en Salta,Argentina. Sumergida en un lírico ostracismo, su pluma está siempre activa, pero sin ningún interés en la publicación de sus trabajos. Es visitada por jóvenes, que la solicitan para charlar sobre sus propios mundos poéticos. Editó tres libros: “Un lugar donde las flores”, “Carta de otoño” y “Azul tenaz azul”. Su poesía recibió premios provinciales.

Plegaria adjunta






















Que nunca me falten cigarrillos,

ni una roja jaqueca y su analgésico.

La ansiedad y sus debidos ansiolíticos,

el miedo y su carencia de motivos.

Que no deje de ser jubilada apresurada,

como si tuviera que marcar cada hora en la tarjeta.

Mis anteojos, eso sí, que no me falten,

ni mi aguda mirada al eucaliptos, a los cerros,

a todo, al lapacho. Que no me falte el silencio.

Ni papel, ni lapicera. Cualquier papel

y que esa lapicera escriba.

Que abunden las plantas en mi casa,

que ni un gajo le falte el respeto

que le tengo a mi propio diminuto paraíso.

Que no falte mi amigo

le cuento a la vida que lo necesito

siempre es el último que queda.

Y bueno…que no le falte una pulga a mi perro,

pero él no las conoce, no tiene ninguna.

Que no me falte el pan y el dulce de membrillo

siempre a mano

y una botella de agua ,mágicamente llena

pura y fresca…

Como los días, de la vida, los detalles

lo improbable ,la impaciencia vana

Esta dulce pereza y unas ganas de algo,

una cosa ,un regalo

al fin, un día más .


Graciela Gonta



Es difícil vivir así

Es difícil vivir así

Puedo ver la hierba más allá de los tules purísimos

que la alivian del sol

que la separan castamente.

Siento una danza dentro mío

en plena quietud, con pudor

hablo con el silencio.

Todo está en su lugar

y en movimiento.

Todos hablan

yo, escucho hablando.

Mis pupilas perciben

más allá y

más profundo.

Comprendo las desavenencias de gorrión y golondrinas,

mientras estoy atenta al materno llamado

de un cencerro

escucho esto que quiere decir mi perro.

Puedo vivir en el nido de los pájaros,

Emigrar en cualquier estación

Para volver ahora mismo,

mientras mis manos, mi corazón y

mi cerebro están aquí,

en su sitio,

bajo esta atmosfera cargada

por eso me gusta caminar ,

pero no puedo.

Puedo y estoy lista para subir

de a dos las escaleras…

escaleras… las mas altas…

Moriré por exceso de vida

A la edad que tenga ese día

Más todo el aire del pasado

Y ¡por gracia! A la hora

De la luz más diáfana

Del amanecer siguiente,

De acuerdo al calendario

Que marcan los giros del

gallito de la veleta,

al mecer de las nubes

de la tierra

de la brisa…

Porque las necesito,

me veo cada día

más pequeña.

Graciela Gonta (30-09-2008)

Vivo con todos



Lugar donde me incluyo.
¿Qué voy a hacer sin mí?
¿Quién tiene cuerdo el corazón?
¿Un tallo que pierde savia
En pétalos alados
De jade corazón?
Vano lirismo para tanto vértigo.
Todos vivimos donde coincide la pobreza
Y soy una indigente
¿Que pretendo?
Este lugar donde me incluyo

¿Existirá un edén más exquisito
Que mi cuarto?
Un eucalipto como el mío,
Mi perro
Este lugar donde me incluyo

Indigente. Ilegal. Incierta. Indefensa
Pero viviendo en una torre de marfil.
Este lugar donde me incluyo

Quien diría que mi vida aquí
Es un remanso
Entre chapas de zinc
Temblando
Tambaleando.
Lugar donde me incluyo.
Desde donde pregunto
Pero me hacen callar. Aun no es mi turno

¿Que voy a hacer sin mí?
Y escucho un susurro
Una plegaria…
Una triste plegaria
Lugar donde me incluyo.
Octubre 2008-Graciela Gonta